sábado, 24 de septiembre de 2016

Reflexiones sobre Flipped Classroom

Sábado 24 de septiembre de 2017

En los últimos tiempos, dar clase se ha convertido en una tarea muy poco gratificante, en líneas generales (hablo de mi propia experiencia), ya que el desinterés general de los alumnos, su falta de esfuerzo, su ingfratitud, y otros factores, tal vez más sociales y económicos que puramente académicos, han hecho que mi trabajo haya alcanzado sus mínimos históricos, en cuanto a satisfacción personal, al menos.

En el último curso, sin embargo, he aprendido algunas formas de trabajo, más activas, utilizando herramientas web o TIC, tabletas o smartphones, me han mostrado otras formas de abordar el proceso de enseñanza-aprendizaje, que me han hecho pnsar que si hubiera tenido los conocimientos que tengo ahora, tal vez mi insatisfacción con mi alumnado no habría alcanzado las cotas que alcanzó.

La falta de autonomía para decidir su ritmo de trabajo, el descontrol en las clases cuando se atienden necesidades individuales de los alumnos, cuando se trabaja  en grupo, cuando se quiere partir de lo que los alumnos supuestamente aprendieron el día anterior... todo eso crea mucha frustración, y es necesario cambiar el modelo, y hay muchas posibilidades: Los alumnos se motivan al usar el smartphone, las tablet o el ordenador, se divierten más, le quitan esa idea de que hacer tareas es pesado y aburrido, les hace aprender a descubrir conocimientos por su cuenta, aviva su interés, les motiva más. Usar vídeos, podcasts, tableros colaborativos, sitios web con actividades, etc., puede dar un vuelco a nuestra forma de dar clase, y entre estas formas más o menos nuevas, está la posibilidad de darle una vuelta a la clase, de utilizar el modelo Flipped Clasroom.

Con este modelo se puede dar un cambio notable en la secuencia de trabajo que puede cambiar la percepción que tiene el alumno de su propio aprendizaje. Hay que modifocar la línea de trabajo que implica hacer las tareas después de la explicación, cuando puede alumnos que no se han enterado, no saben qué hacer, están desmotivados, o partimos de la idea de que todos van al mismo ritmo. Esta línea debe cambiarse por otra en la que las tareas se hacen antes de la explicación para incitar curiosidad e interés, sin excusas de no haber entendido nada, y cada uno a su ritmo.

Se pasa de hacer tareas para recordar a hacer tareas para aplicar, crear, resolver... Y esto es el modelo FC, en el que cada alumnos puede ir a su ritmo, unos más deprisa porque ya saben algo, otros más despacio y repetir hasta que entienden, y puede hacer que los alumnos tengan más curiosidad por lo que aprenden, que creo que se ha perdido últimamente.


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